viruela porcina

Viruela Porcina

Viruela Porcina

La viruela porcina es una enfermedad extendida por todo el mundo, pero en condiciones de explotación intensiva se ha vuelto poco habitual. Antiguamente en las granjas de Porcino tradicionales de Alemania aparecían problemas de viruela hacia final de verano. La difusión y el contagio dentro y entre las granjas pena va sobre todo a los creadores de lechones puesto que afectaba sobre todo a los animales recién destetados que se infectaban, y además tenía un aspecto desagradable, de manera que no se podían vender hasta que se curaban.

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Etiología y patogenia de la viruela porcina

Según la bibliografía, pueden infectar a los cerdos tres grupos de virus variólicos, de los cuales sin embargo el agente desencadenante de la enfermedad solamente puede ser el virus serológicamente idéntico al de la viruela porcina original. El virus que antiguamente se empleaba para las vacunas de las personas, puede transmitirse al cerdo, y provocarle una enfermedad febril breve sin pápulas secundaria. La viruela del vacuno Incluso en infección experimental solamente provoca una reacción local.

El virus de la viruela porcina original ya se difunde a través de la saliva y de las secreciones oculares y nasales durante la incubación. Está contenido en cantidades masivas en las lesiones cutáneas y en las costras que se desprenden, y puede sobrevivir durante varios meses en el entorno del cerdo, así como en las pulgas y piojos.

Puede haber infecciones por contacto, pero parece que los piojos y otros insectos son los máximos responsables de la difusión de la viruela tanto por todo el cuerpo de un mismo animal cómo es Su contagio entre diferentes explotaciones. El virus, tras afectar inicialmente las zonas nasofaringea, provoca manifestaciones clínicas en la piel transcurridos de 12 a 24 días hasta dónde llega por vía hematógena, qué puede repetirse a oleadas.

En caso de infección cutánea el período de incubación dura de 4 a 7 días. Tras superar la enfermedad aparece una inmunidad, que también se puede transmitir por el calostro. En serología puede detectarse anticuerpo hasta 3 semanas después de la infección parenteral. A los 15 días ya se ha establecido una inmunidad tisular. No está claro si en el curso de la enfermedad aparecen formas clínicas asintomáticas y portadores crónicos del virus. En casos muy raros ha habido lechones que se han infectado de viruela por la vía intrauterina y han nacido ya con las típicas lesiones cutáneas.

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Síntomas clínicos de la viruela porcina 

Los primeros síntomas clínicos que se observan son: Fiebre, apatía, y pérdida de apetito. En la piel, sobre todo en las zonas con poco pelo, se observa pequeñas manchitas rojas, que en el plazo de 2 a 3 días crecen hasta desarrollar unas pápulas de un tamaño entre una lenteja y una moneda de peseta, duras, de color rojo intenso. Al cabo de pocos días se han transformado en pústulas, cuyo centro al cabo de una semana produce una costra negra seca. Esta quedará fija en la piel durante aproximadamente un mes.

figura 1. La viruela porcina se caracteriza por la formacion de costras redonda, de unos 2.5 cm qué o no se prenden, o lo hacen con pérdida de sustancia.

Afecta sobre todo a lechones de edades entre 4 y 12 semanas, en los que las manchas aparecen sobre todo en la cabeza, o distribuidas por todo el cuerpo. En las cerdas las lesiones solamente aparecen en las mamas y a veces en la base de las orejas. Al hacer la autopsia a los lechones que presentaban los cuadros más graves, también se han encontrado lesiones en la mucosa del estómago, de los bronquios y de la tráquea.

El brote puede durar hasta dos meses apareciendo nuevas manchas a oleadas. La mortalidad alcanza entre el 3%. En las explotaciones muy parasitadas con piojos se observan cuadros clínicos especialmente graves. Cuando se producen simultáneamente una bacteriemia por estreptococos y una infección por virus de viruela, se producen múltiples abscesos cutáneos.

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Diagnóstico diferencial de la viruela porcina 

Cantó las alteraciones del Estado general inespecíficas, como las manchas y las pápulas del inicio de la enfermedad, acostumbran a pasar desapercibidas. Posteriormente el cuadro clínico aparece más claramente en los lechones en edad de destete.

Se debe diferenciar las lesiones cutáneas de la peste porcina del estadio febril, y el estadio costroso de las lesiones cutáneas limitadas debidas a staphylococcus hyicus. Estás última cuando aparecen en las mamas de la cerda son menores que las de la viruela (tamaño de una lenteja) y en los lechones presentan formas y tamaños irregulares. Pueden desprenderse fácilmente sin pérdida de sustancia, mientras que las manchas de viruela por regla general están muy pegadas, son del tamaño de una peseta, redonda y tienen forma de terraplén más o menos elevado.

En el análisis histologico del estadio de papula, en la viruela porcina original Se observa decoloraciones de los núcleos celulares en las células cornificadas de la epidermis, y cuerpos de inclusión citoplasmáticos (material vírico). Se puede aislar el virus y es posible un diagnóstico serológico de la viruela porcina, pero carece de utilidad práctica.

Tratamiento de la viruela porcina 

El curso de una infección variolica clínicamente manifiesta, no se puede modificar con ninguna terapia. Pero los animales con un estado general muy alterado, o con lesiones cutáneas manifiestas, se tienen que tratar con antibióticos, para evitar infecciones bacterianas secundarias.

Para reducir al mínimo posible la gravedad y la frecuencia de los nuevos casos dentro de la misma explotación, hay que combatir piojos y moscas. No existe productos vacunales inocuos contra el virus de la viruela porcina original. La vacuna no es efectiva.

Los cerdos que han padecido la viruela, no se les puede llevar a otra explotación hasta que se les haya caído todas las costras, puesto que el virus puede mantenerse durante mucho tiempo en este material, y es de temer un nuevo contagio.

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